viernes, 14 de agosto de 2015

Mi abuela a Eurovisión


Ya que algunos se empeñan en que su cantante favorito tiene que ir a Eurovisión, yo lanzo una propuesta arriesgada: que mi abuela nos represente en Suecia. Total, presenta las mismas garantías de éxito que si va, yo que sé, Marta Sánchez...

Fuera de bromas, se ve que a estas alturas algunos "ilustrados" del mundillo eurofan siguen sin enterarse de cómo funciona esto. No señores, por llevar a Marta Sánchez (a la que me encantaría ver en Eurovisión, por cierto, porque es uno de los grandes nombres del panorama nacional) no significa que lo vayamos a hacer bien. No significa nada. Simplemente que va. ¿Pero y si le da por ir con un tema rap en bable con reminiscencias de Sandovalízate? Un nombre no garantiza nada. Y hoy por hoy, ni siquiera una canción.

Eurovisión hace tiempo que dejó de ser un concurso solo de canciones, y nunca lo ha sido de intérpretes. En Eurovisión hace falta un conjunto. Y para obtener ese conjunto, hay que ponerlo a prueba. Y ahí tenemos los ejemplos de Suecia, Noruega o Dinamarca: una preselección que en cuanto a escenario y realización poco puede envidiar a Eurovisión, siendo una auténtica prueba de fuego de cara al Festival. Ya se han hecho los deberes en casa, y simplemente hay que modificar unos pocos aspectos para que la actuación quede redonda en el Festival. ¿Qué ha pasado con Alemania este año? Que precisamente la ventaja que les otorga su preselección se la han cargado: han cambiado la naturalidad de su puesta en escena por algo muy forzado (además de que el ganador no fue el representante).

Sí, ya estoy volviendo a defender el sistema de preselecciones. Y sí, digo que lo del "candidato ideal" me parece una auténtica chorrada. ¿Es que Sanna Nielsen no era candidata ideal en sus tropecientas participaciones en Eurovisión y resulta que en 2014, por arte de magia, sí lo era? Así, de la noche a la mañana. No tiene ningún sentido. Es estúpido buscar un candidato ideal cuando lo que en realidad tenemos que buscar es un sistema ideal. Pero no imitar lo que se ha hecho en otros países, no. Tenemos que buscar algo que realmente funcione para nuestro país. Hay que dejarse de las mismas tonterías de siempre. No hay que buscar un artista para ganar Eurovisión, sino que hay que buscar un modelo que nos permita encontrar, año sí y año también, a artistas (en plural) que sean capaces de ganar Eurovisión. Para quedar bien no hay que ir a quedar bien, sino que hay que ir a ganar. Dejémonos de tonterías: si queremos un Top 5 hay que ir a buscar un Top 1, no un Top 10. Está claro que no vamos a ganar todos los años. Ni siquiera a quedar bien. Pero no se trata de eso, sino de tener, año sí y año también, candidaturas competitivas, que hagan que nos sintamos orgullosos, que tengan un recorrido temporal lo suficientemente grande como para que sean propuestas redondas.

No, amigos, no se puede anunciar al representante en enero, y que diga que lo han elegido por ser X, que no han escuchado ninguna clase de tema porque no hay tema. Eso es lamentable. Las cosas hay que hacerlas con tiempo, no el último día. Puedes tener la potra de aprobar el examen estudiando el último día, sí. Pero te sale una o dos veces. A la tercera, pinchas. Y a la cuarta, también. Y muy posiblemente, por falta de motivación, a la quinta también se fracase. O se revierte la situación, o seguiremos igual. Pero para ello se nos tiene que meter en la cabeza a todos, no solo a los señores encargados, de los que obviamente siempre exigimos todo. A nosotros también, los eurofans. Y de momento, al menos en nuestro campo, parece que todavía queda mucho recorrido...

1 comentario: