Hoy en AET estrenamos nueva sección en la que los aeteros seréis los protagonistas: "¿Cómo se hizo eurofan...?". Para la primera entrada tenemos el gusto de presentaros a uno de los eurofans más activos en el Twitter de AET:
@Jaani_Sax_Guy.
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La primera vez que escuché hablar del Festival de Eurovisión fue en 2002, con el resurgir del Festival en España gracias a Rosa y su famoso
Europe's Living a Celebration tras el exitoso OT, Festival que ni siquiera llegué a ver y del que no volvería a oír hablar hasta 2006. Ese año fue el primero que recuerdo haber visto Eurovisión (la final, hasta el año 2010 no me enteré de que existía una cosa llamada "semifinales" debido a la cantidad de países que participaban cada año), y mi recuerdo no va más allá de aquellos monstruosos finlandeses que arrasaron y ganaron con su
Hard Rock Hallelujah.
Mi siguiente contacto con el Festival, del que sí guardo más recuerdos, fue en 2008, gracias al tan criticado por los eurofans personajillo español llamado Rodolfo Chikilicuatre. Sí, yo solo vi aquella final del Festival de Belgrado por ese
Baila el Chiki-Chiki y el fenómeno mediático que había desatado. He de decir que en su día me gustaba, y a día de hoy me sigue gustando, y para nada pienso que fuera una mala participación por parte de España aquel año, las hemos tenido mucho peores, pero bueno, eso es otro tema. De aquel Festival me llamaron la atención varías canciones, hasta tal punto que al día siguiente me molesté en descargarme todas las canciones de la final y grabarlas en un CD: la los piratas letones que tanta gracia me hicieron, la de la guapísima de Kalomira de la que me enamoré la noche anterior, la del cuestionado ganador ruso que ya había sido acusado de plagio, la canción de los ángeles y los demonios que tanto dio que hablar esa semana entre mis amigos de entonces procedente de aquel país del que nunca habíamos oído hablar (y que se llamaba... esto... ¿Azerbaiyán?), sin olvidarme sin duda de la que es para mi la mejor canción de la historia del Festival,
This Is My Life de Euroband. Es la canción que tienen el honor de ser la única del ESC que siempre ha estado en mi MP3 desde 3 años antes de que yo me hiciera eurofan, y que me sigue emocionando tanto como el primer día.
Pasó 2008 y llegó 2009, otro año que tampoco le di más importancia al Festival que ver la gran final, de la que solo acabé recordando a aquellas chicas balcánicas, lideradas por Elena, que representaron a Rumanía y que tanto llamaron mi atención con aquella puesta en escena, aquellos trajes y aquellos bailes. Y bueno, al acabar la noche, como seguramente toda Europa, acabé cayendo en aquel
Fairytale del noruego que esa noche arrasó, y que se llevó los doces de gran parte de los países participantes, mientras que nuestra Soraya (a la que yo personalmente veía quedando especialmente bien) se metía "una hostia del copón", no quedando última por un mísero punto.
Y llegó 2010, el año definitivo. Aquella noche sí estaba especialmente emocionado por ver el Festival. Nuestro representante Daniel Diges no tardó mucho en salir a escena, y de no ser por Uribarri, ni me habría enterado de que un espontáneo había saltado al escenario en medio de la actuación. Seguí viendo el desfile de canciones: llegó la cuarta de la noche, un violinista salía en primer plano dando vueltas mientras tocaba y había juegos de luces. Mi primera impresión fue:
"Bueno, Moldavia, un país del Este, con violinista y efectos a lo Rusia 2008, espero que no gane". Palabras de las que me arrepentiría más tarde tras ver dónde acababa esta magnífica canción que acabó siendo mi favorita del año. Gracias a ellos, los Sunstroke Project y la guapísima Olia Tira (como diría Uribarri, que en paz descanse), descubrí mi pasión por los saxos y por Eurovisión.
Al rato, llegó otra que me encantó: el saltarín serbio, Milan Stankovic, con su cuestionado estilismo que tanto llamó mi atención, con esa música tan balcánica y que tanto me gusta hoy día, y bueno, esa puesta en escena en general que siempre me ha encantado tanto. Podría decir que en parte, mi enganche a ESC fue gracias a Moldavia y Serbia con sus actuaciones de aquel año.
A lo largo de la noche, iba intentando memorizar los números de las canciones que más me gustaban. A las dos que ya he mencionado tuve que añadir las de Grecia, Francia y Dinamarca... y la de Armenia, aunque esta última fue más por unos primeros planos "que todos conocemos" al principio de la canción, que por la propia canción. Al final de la noche, viendo las votaciones y que mis dos favoritas no iban a quedar muy cerca de la victoria, acabé apoyando a Dinamarca y Armenia, pero acabó ganando una canción que desde la primera escucha siempre me ha desagradado: "¿Alemania no quedaba siempre última con España? ¿Qué hace ésto ganando?". Y al día siguiente me descargué esas canciones que tanto me habían gustado la noche del sábado, y me pasaba el día escuchando
Ovo Je Balkan, Run Away y
Apricot Stone, una y otra vez. Me encantaban, pero no podía acabar ahí. Volví a escucharme todas las canciones de la final otra vez, y me llamaron la atención algunas más que la noche del Festival: las de Islandia y Albania tampoco estaban nada mal. Y no quedó ahí, sino que descubrí que existían semifinales, y escuché y vi también las actuaciones de los países que tuvieron tan mala suerte de quedar eliminados y no ser escuchadas en la final. Temazos como los de Estonia, Finlandia, Lituania o Suiza. Gracias a ese gran año que fue ESC 2010, me hice seguidor del Festival.
Y descubrí una página llamada
oikotimos-spain (nota del editor: hemos actualizado el nombre de la página), en la que iban publicando las canciones que iba a llevar cada país en 2011, mirándolo a diario para ver si algún otro país había elegido canción. Con el tiempo, en aquella red social tan imprescindible que llegó a ser Tuenti (en su día, no la decadencia de red que es ahora) descubrí que había más gente a la que le gustaba el Festival, que se hacían llamar "eurofans", y yo quería integrarme y hablar con más gente del tema, defender a Getter Jaani, Eric Saade, Anastasia Vinnikova, Dino Merlin o Kati Wolf, (mis favoritos por aquel entonces, y antes de que les cogiera tirria a la mitad). Así empecé a conocer a muchos de las que son a día de hoy mi gran familia.
Llegó 2011, primer año que llegué al Festival conociendo todas las canciones de antemano y primer año que veía las dos semifinales, gracias a que TVE ese año sí emitió ambas. Pasó 2011, hostión a mis grandes favoritas, para no variar, y necesitaba saber más del Festival. Ahí empezó mi curiosidad, empecé a ir hacía atrás en los festivales, volviendo a ver 2008 y 2009, y viendo por primera vez el intervalo 2000-2007, además de descubrir que el Eurovisión Junior del que no sabía nada desde 2006, no había desaparecido, y de empezar a ver mis primeras preselecciones para Eurovisión, como el
Festivali i Këngës, el
Malta Song, o mi primer y último Melodifestivalen, al que, ya que me pongo, diré que cogí manía por la sobrevaloración que le da la gente como "la mejor preselección de Europa", con el 90% siendo temas de pop comercial (que no es precisamente mi estilo musical favorito), y con resultados injustos para mis favoritos, sin olvidar lo mal que me iba el
stream de la SVT cada vez que lo ponía.
Y bueno, no me quiero alargar mucho más, pero tampoco quería acabar sin hacer una pequeña crítica. Cada uno tiene sus propios gustos (los que me conocéis ya sabéis que los míos son un poco "especialitos", como me soléis definir algunos), y en eso precisamente se basa el Festival, en tener un montón de propuestas diferentes, que cada uno tenga su propia favorita. Cada uno tiene sus prioridades de estilos musicales, los míos no son fijos: igual me gusta una balada, que una canción rock o una de las llamadas por muchos "frikadas". ;is preferencias son la balada balcánica (que muchas de ellas me enamoran), el rock (que me encanta), y ese tipo de canciones alternativas que tan bien vienen al Festival para que haya variedad, pero que muchas veces son tildadas de canciones no apropiadas para el Festival, y tachadas de malas propuestas por muchos de los seguidores. Y lanzo una pregunta al aire a modo de despedida: ¿qué sería para vosotros un Festival ideal? ¿Un año con 37 divas de ventilador? ¿Un año con 37 baladones? ¿Sería lo ideal para los no eurofans?
