lunes, 2 de noviembre de 2015

Hagamos una preselección


Vamos al grano: en TVE dudan sobre si hacer preselección o no. Pues yo les voy a echar una mano, así, rápidamente: preselección sí, y siempre. No cada año ver qué hacer o qué no hacer. Siempre lo mismo. Como hacen casi todas las televisiones de Europa. Y con una fórmula sencillita: coges a 8 cantantes de los tantos que han presentado candidatura para ir a Eurovisión y los metes en una preselección. Listo. ¿Complicado? Para nada. ¿Ventajas? Todas las del mundo: tienes un filtro de calidad (va a ir uno de los que tú quieres, sin verte inmersa en las críticas que pudieran llegar por el dedazo, así como te aseguras el respaldo de una discográfica), audiencia (más que una sosogala de autopromoción de un cantante), mayor publicidad para el Festival (una preselección suscita más interés y movimiento que un dedazo)...

En definitiva, que TVE tiene que hacer preselección. 8 artistas tenemos. Vale. ¿Y qué nombre le ponemos? Tiene que ser algo sencillito y que NO, repito, NO contenga la palabra 'Eurovisión'. ¿Qué tal si rescatamos el 'Pasaporte a Estocolmo' o el 'Destino Suecia'? No estaría nada mal, y cuenta con la ventaja de que son nombres ya utilizados en el pasado pero que no suenan ni a viejo, ni a rancio. Recuperemos una de esas marcas (especialmente la primera, que fue la gran preselección jamás organizada por el ente público).

Seguimos: formato. Tiene que ser una gala cortita, televisiva. Directos al grano. Coged cualquiera de las semifinales del 2012 al 2014 del Melodifestivalen y os servirán de ejemplo de lo que tiene que ser una gala televisiva. Incluso tendría que durar algo menos. Una gala amena para un viernes noche (ya hemos visto que el entretenimiento familiar tiene un hueco ese día), sin más. Nada de experimentos raros ni de cosas del siglo pasado. Algo actual, fresco, pero sobre todo dinámico. Y nada de un jurado haciendo valoraciones. Caca. Eso caca. Si se pone un jurado, que sea un jurado de expertos, no de cantantes pelotas ni de eruditos eurovisivos cuyo único análisis se basa en decir que en el año 1956 ganó Suiza el Festival. Poner a compositores, críticos musicales, coreógrafos... una selección de expertos, en definitiva. Y si hay jurado, el 50% del público tendría que repartirse de forma escalonada en función del porcentaje, lo que en cierto modo daría un poquito más de peso al valor del público.

Anda mira, en cinco minutos acabamos de apañar a grandes rasgos una preselección. Y creo que la mayoría creemos que tendría que ser algo así. ¿Qué os parece? ¿Se dejarán de cosas raras y harán algo así?

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