sábado, 13 de diciembre de 2014

Imaginemos...


Mayo del 2014: España consigue un gran décimo puesto, empatada a puntos con Dinamarca. Viendo el buen resultado, Televisión Española decide apostar de una vez por todas por el Festival de Eurovisión, y para sorpresa de muchos, hace público un anuncio en junio: a partir de septiembre, se abrirá un proceso de recepción de candidaturas de artistas noveles. Pero además de ello, remarcan que paralelamente buscarán a una serie de artistas que lleguen con discográfica para participar directamente en la preselección. Llegado septiembre, comienza el trabajo: tanto los profesionales como los amateurs han tenido tiempo para preparar unas buenas candidaturas, recibiendo temas de gran calidad en ambos procesos.

Presentados los diez temas de los artistas amateurs en Radio 3, se abre el proceso de votación, y de ahí obtenemos la primera candidatura para la preselección: Pasaporte a Viena. El ganador, junto a los seis candidatos elegidos internamente, son presentados en un meeting con la prensa, que además es emitido en directo por la web. Los siete competirán por representar a España en una gala celebrada en Prado del Rey.

Parece que el resultado ha convencido a Televisión Española, tanto en críticas como en audiencia y resultado final, por lo que deciden repetir fórmula de cara a 2016, pero yendo un paso más allá: celebrarán la final nacional en un pequeño auditorio. Pero la demanda de entradas es tan grande, que el mismo día en que se ponen a la venta se venden todas. Nuevamente, la preselección es un éxito, y nadie duda de que Televisión Española ha encontrado una fórmula con la que todos están contentos. Independientemente del resultado, el trabajo es satisfactorio, y deciden ir un paso más allá: se arriesgan y en 2017 organizan la preselección en un pequeño pabellón, pero nuevamente la decisión resulta acertada: todas las entradas se venden. Y visto el aluvión de candidaturas recibidas, deciden aumentar el número de participantes a ocho, siendo una wildcard otorgada por el público y la otra por un jurado profesional interno. Ello será únicamente el primer paso: las audiencias responden, y en 2018 deciden seguir evolucionando el formato, organizando dos semifinales, en Prado del Rey, y una final, nuevamente en un recinto deportivo.

2019 será el año clave: por fin, tras muchos años de trabajo, los mejores artistas del panorama nacional deciden presentarse a una preselección que nuevamente contará con dos semifinales y una final. Ello ha sido posible debido a que TVE ha decidido levantar la mano en aspectos como la libertad de idioma. Los patrocinadores cubren la totalidad del gasto del evento, lo que permite que el dinero que en principio se iba a destinar se reutilice en la gran final de Eurovisión. Parece que los astros se han aliado y España está, por primera vez en muchos años, en disposición de ganar Eurovisión. ¿Lo conseguirá? Eso ya queda a cargo de vuestra imaginación...

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